miércoles, 9 de abril de 2014

Clubes de trueque: una experiencia que ayudó a millones de argentinos

Por Miguel Yasuyuki Hirota, experto en monedas sociales



España no es la única víctima de la crisis económica y hay un país que consiguió atenuar sus efectos con la moneda social: Argentina. Los clubes de trueque, nacidos en 1995, llegaron a mantener millones de personas empobrecidas por el desempleo masivo al conseguir ofrecerles su propio medio de intercambio denominado “crédito”.
Esta iniciativa nació en Bernal, a las afueras de Buenos Aires para facilitar el intercambio de varios productos sin necesitar el peso argentino, pero gracias a los esfuerzos del sector público a divulgar esta experiencia y también debido a la precariedad cada vez más profunda que desmoronaba la clase media argentina, se fundaron miles de clubes a lo largo de Argentina y también Uruguay. Se estima queen su apogeo participaban 2.5 millones de personas en 2002.
A cada “prosumidor” (una noción que combina “productor” y “consumidor”) le concedían 50 créditos (= 50 pesos = 50 dólares en aquel entonces, aunque no convertibles en peso o dólar) para que pudiera acudir a las ferias donde no se aceptaba el peso sino el crédito. La emisión y el control del crédito los realizaba cada zona, por ejemplo en caso de Gran Madrid: “Madrid capital”, “Zona Este”, “Zona Sur”, “Zona Oeste” y “Zona Norte” , aunque generalmente se aceptaban créditos de otras zonas también. Aunque cada feria era semanal, la multitud permitió que los prosumidores visitasen distintas ferias (por ejemplo, los lunes en Retiro, los martes Embajadores, los miércoles en Chamartín…) donde se conseguían verduras, frutas, trigo, yerba mate, pizza, empanadas, ropas, zapatos, libros, CDs, cosméticos, muebles y electrodomésticos, entre otros (solía encontrarse peluqueros también en las ferias) y algunos servicios (paquete de turismo, boda y otras fiestas).

Otra actividad interesantísima que se practicaba en algunos de estos clubes era el taller del “Juego de las Cinco Columnas” para que los nuevos miembros se dieran cuenta de cómo podrían ganar créditos. Este taller se realizaba para un grupo de entre 15 y 30 personas y cada uno anunciaba contactos (nombre, número de teléfono, e-mail etc.), actividad principal (profesión actual y/o anterior), saber o habilidad que puede enseñar (instrumentos musicales, idiomas, gastronomía, etc.), lo que obtuvo sin dinero y lo que quisiera obtener en la feria de trueque. Y quisiera destacar que el animador pedía a los demás a levantar la mano si alguien menciona lo que quieren (por ejemplo, si tienes caries y alguien dice que es dentista) para que esta persona se diera cuenta de que hay demanda. Después se formaban subgrupos de unas seis personas para juntar lo que tenían (propiedades, saberes, habilidades…) con el fin de explorar qué tipo de nuevos emprendimientos podrían fundar.
Sin embargo, hubo hiperinflación en crédito y dejaron de asistir la mayoría de los prosumidores. La hiperinflación fue fruto de la circulación masiva de créditos falsos y de la emisión inapropiada de créditos oficiales, además de la entrada desmesurada de los marginalizados que no tenían nada que ofrecer. Algunos clubes en el interior de Argentina decidieron emitir vales cuando los prosumidores depositaban productos (por ejemplo, un campesino deposita 10 kilos de patata a cambio de 5 créditos) para que este medio de intercambio tuviera verdaderos respaldos (en este caso alguien puede rembolsar este crédito por patata). Se siguen realizando varios estudios sobre este fenómeno histórico y vale la pena estudiarlo para ver cómo se podría implementar esta experiencia para el contexto contemporáneo de España.
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