Eduardo Campos, de 49 años, y otras seis personas fallecen en un accidente aéreo en Santos
Una tragedia conmocionó este miércoles a Brasil en plena campaña electoral para las presidenciales de octubre. El candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, murió en un accidente de aviación cuando se dirigía a la ciudad de Santos, en el litoral de São Paulo, a 72 kilómetros de la capital del Estado, donde pretendía participar en un acto electoral. Las siete personas que iban a bordo, cinco pasajeros y los dos pilotos de la aeronave murieron. Entre ellos figuraban un asesor directo de Campos y un fotógrafo.
Las causas del accidente aún están siendo aún investigadas, pero los primeros indicios apuntan al mal tiempo como desencadenante del siniestro. Durante la madrugada hubo mucho viento en el litoral de São Paulo. En el momento de la caída de la avioneta llovía mucho, según cuenta Fernando Estriga, dueño de un quiosco situado a unos 50 metros del lugar del accidente. “Nos asustamos mucho, la gente comenzó a correr de un lado a otro. El estruendo”, dijo, “se escuchó a tres calles del accidente”. “Fue una escena muy impactante, había muchos curiosos, mucha gente que quería ayudar”, explicaba el quiosquero.
La Fuerza Aérea Brasileña dijo que el avión iba a aterrizar en el aeropuerto de la ciudad vecina, Guarujá, cuando tuvo que abortar la maniobra por causa del mal tiempo. Poco después, los controladores aéreos perdieron el contacto con la aeronave.
Campos, que fue ministro de Ciencia y Tecnología del gobierno de Lula da Silva hasta 2006, gobernó Pernambuco, el Estado donde nació, dos mandatos consecutivos. Campos debería haber completado su segundo gobierno a finales de este año, pero renunció al cargo en abril para concurrir a las elecciones a la presidencia de la República. Salió de Pernambuco con un 80% de aprobación, lo que le colocó como un nuevo líder en el escenario político brasileño.
Pernambuco, el mismo estado del expresidente Lula, sin embargo, tiene sólo 8,8 millones de habitantes, una pequeña parcela en un país con casi 200 millones de personas. Su desafío era hacerse conocido a nivel nacional para enfrentar a los adversarios Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y la propia presidenta Dilma Rousseff.
En una jugada maestra, Campos se unió el año pasado a la ecologista Marina Silva, en una alianza que preveía centrarse en el desarrollo con sostenibilidad. Silva obtuvo 20 millones de votos en la elección de 2010, cuando concurrió con el Partido Verde. Quedó en tercer lugar en la disputa, vencida por Rousseff en una segunda vuelta. Silva acabó creando un nuevo partido, que cerró la alianza con el PSB. Entre ambos mantenían una media del 9% de intención de voto en las encuestas electorales, detrás de Aécio Neves, que suma cerca del 22%, y de Rousseff, que lidera la carrera con el 38%, según el último sondeo divulgado el pasado sábado.
Con 49 años, padre de cinco hijos y nacido en una tradicional familia de políticos de izquierda, Campos era nieto de Miguel Arraes, que también fue gobernador de Pernambuco tres veces, y por una irónica coincidencia, también murió un 13 de agosto, en 2005.
La muerte inesperada de Campos chocó al mundo político brasileño. “Brasil entero está de luto. Perdemos hoy un gran brasileño, Eduardo Campos. Perdemos un gran compañero”, dijo en un comunicado la presidenta Dilma Rousseff, que estuvo con Campos, por última vez, en el entierro del escritor Ariano Suassuna, que se sumó a la campaña del político, el día 23 de julio. “Recibí la noticia del accidente en el que murió el exgobernador y mi amigo Eduardo Campos con inmensa tristeza. Brasil pierde uno de sus más talentosos políticos, que siempre luchó con idealismo por aquello en lo que creía”, dijo Aécio Neves en una nota oficial. Marina Silva solo se ha manifestado en las redes sociales: “Todos estamos impactados con la muerte de Eduardo Campos, en la caída del avión de esta mañana”.
Aún es pronto para saber lo que la muerte de Campos va a significar para el país y para la carrera electoral, aunque algunas especulaciones, que ya están en boca de algunos analistas, apuntan la posibilidad de que Silva asuma la cabeza del partido para concurrir a las elecciones. Todo aún es una especulación, en un momento en el que Brasil intenta digerir la tragedia.
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CARLA JIMÉNEZ São Paulo
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