Redacción
BBC Mundo
Hace unos días, José Ramón Rodríguez recibió una llamada telefónica de la Casa Blanca en su oficina ubicada en la ciudad de Fort Lauderdale, en el estado de Florida.
"El presidente Obama quiere hablar con usted", le dijo al otro lado del teléfono una mujer a Rodríguez, exinfante de Marina que estuvo apostado en Guantánamo, Cuba, durante la llamada Crisis de los Misiles, en 1962.
Rodríguez pensó que se trataba de una broma de algún amigo. Se equivocaba: tras una breve espera en la línea, el presidente se puso al otro lado de la línea.
"Me dijo que la medalla que el tío mío había recibido la pusieron más alta, para (convertirla en) la medalla de oro, la Medalla de Honor. Me dijo que si podía ir a Washington a recibirla", le dice Rodríguez a BBC Mundo.
En efecto, el soldado Miguel Armando Vera Rodríguez, el tío "Nando", hermano del padre de Rodríguez, es uno de los 24 veteranos -de la Segunda Guerra Mundial, de la guerra de Corea y de la guerra de Vietnam- que serán honrados el martes por el presidente Obama en la Casa Blanca, en reconocimiento "por la valentía mostrada durante las operaciones de combate en estos conflictos armados".
Es un reconocimiento y un caso de justicia que busca corregir una larga historia de presunta discriminación étnica y religiosa en las Fuerzas Armadas cometida contra hispanos, judíos y negros.
61 años después
En el caso de Vera, el reconocimiento es por su actuación con la Compañía F en el sector conocido Old Baldy, en la zona de Chorwon de Corea.
Ocurrió el 21 de septiembre de 1952.
La unidad de Vera debía tomar por asalto y asegurar unos terrenos de Old Baldy. "Eran tres o cuatro colinas que EE.UU. tenía que tener", recuerda Rodríguez. "La compañía subió la colina pero perdió al 80% del grupo".
Vera resultó herido en el combate. Sin embargo, pese a su condición, insistió en regresar al campo de batalla, junto con sus compañeros.
"Decía en inglés y español: 'Vámonos, qué pasa'", recuerda Rodríguez. "Se fue de nuevo al combate".
Una vez allí, los soldados estadounidenses fueron atacados con artillería pesada, granadas, metrallas y morteros. Vera se mantuvo en la retaguardia, de forma desprendida, mientras cubría la retirada de sus compañeros ante el fragor del fuego enemigo.
Durante las acciones, el joven -nacido en Adjuntas, Puerto Rico- perdió la vida.
Ahora, 61 años después, su sobrino recibirá en la Casa Blanca y en su nombre el más alto honor que pueda obtener un soldado estadounidense.
Hispanos, judíos y negros
De los 24 veteranos sólo tres están vivos: uno de ellos es el sargento afro-estadounidense y exboina verde Melvin Morris. Los otros dos son el soldado Santiago J. Erevia y el sargento José Rodela, todos veteranos de la guerra de Vietnam.
Melvin Morris recibió personalmente la llamada del presidente Obama, quien se disculpó por el retraso de 44 años en otorgarle la Medalla de Honor, según dijo a la BBC.
"Luego de saber que iba a recibir la medalla, empecé a pensar en por qué la estoy recibiendo", rememora.
Sus recuerdos los llevaron al 17 de septiembre de 1969, en particular al distrito de Chi Lang, en el sur de Vietnam.
Ese día Morris, hoy un residente de Florida de 72 años, se enteró por una llamada de radio que un comandante había muerto durante una emboscada
En compañía de otros dos hombres, acudió a rescatar el cuerpo sin vida de su compañero. Al observar la maniobra, las fuerzas hostiles abrieron fuego contra Morris y sus hombres. Morris resultó herido tres veces en medio del combate. En la acción logró salvar la vida de sus compañeros".
Ahora, 44 años después, Morris mira con orgullo el uniforme que vestirá el martes en la ceremonia. Dice que está listo para ir a la Casa Blanca dice.
Aunque también se siente nervioso porque sabe que es un gran momento de su vida.
Discriminación
"En los tiempo de la Segunda Guerra Mundial hubo varios soldados latinos que recibieron la Medalla de Honor", explica a BBC Mundo Ignacio García, profesor de Historia del Oeste y Latina de la Universidad Brigham Young. "(El presidente Harry) Truman dio varias, aunque hubo muchos otros que no la recibieron".
García cuenta que, en efecto, en el seno de las Fuerzas Armadas, las prácticas de discriminación contra soldados hispanos no era uniforme ni ocurría de forma pareja, a diferencia de lo que ocurría con los negros, a quienes se discriminaba sin excepción por el color de la piel.
"Con los latinos el nivel de discriminación variaba dependiendo de varios factores: el color de la piel -los más morenos eran más discriminados-, la clase social, la habilidad con que hablaban inglés, su origen rural o no".
El soldado puertorriqueño, explica, tenía más dificultad con el inglés que los mexicano-americanos. "Y eso influía en la forma como eran vistos".
Otro elemento que influía era el origen del comandante de la unidad en donde estaba el soldados: si era el del sur podía tener tendencias más racistas del que venía del norte, dice García quien, a su vez, es veterano de la guerra de Vietnam.
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