viernes, 28 de marzo de 2014

La historia olvidada de los niños esclavos mexicanos

Alberto Nájar
BBC Mundo, Ciudad de México

Es una parte poco conocida en la historia de México: durante el período de la Colonia miles de niños afrodescendientes fueron obligados a servir como esclavos en haciendas, instituciones religiosas, minas, en labores agrícolas o en casas de españoles adinerados.


Estos niños no eran considerados seres humanos, e incluso era común que se les utilizara como regalo, moneda de cambio para comprar mercancías o hasta como limosna para las parroquias católicas

La historia empieza a conocerse a través del libro Muleke, negritas y mulatillos. Niñez, familia y redes sociales de los esclavos de origen africano en la Ciudad de México, siglo XVII, escrito por la investigadora Cristina Masferrer y editado por el Instituto Nacional de Antrpología e Historia (INAH).
El libro cuenta la difícil situación de estos menores en lo que entonces era el Virreinato de la Nueva España, uno de los territorios más importantes para la Corona del país europeo.
"A estos niños los podían hipotecar, donar, vender y comprar, por supuesto; pero también los podían dar como parte de una dote matrimonial", le explica Masferrer a BBC Mundo.
"Se donaban a conventos o a otras instituciones religiosas para que realizaran distintas actividades, e incluso hubo casos en que se entregaban como limosna".

"Prestigio social"


No se sabe cuántos niños afrodescendientes fueron esclavos en el México de la Colonia, pero se podían contar por miles, asegura la investigadora.
Para elaborar su libro, Masferrer consultó actas bautismales de la Iglesia Católica en la capital novohispana, que hoy se conoce como Ciudad de México.
En sólo una parroquia –había al menos tres entre 1603 y 1637, su período de estudio- encontró 1.059 casos, que representan una mínima parte de los que en realidad pudo haber.
Y es que hubo tiempos en que el número de personas originarias de África era mayor a los españoles.
De hecho, existen registros de afrodescendientes en lo que era prácticamente todo el territorio de la Nueva España, aunque hubo concentraciones importantes, que aún prevalecen, en las regiones que hoy son los estados de Oaxaca, Guerrero y Veracruz, por ejemplo.
Los esclavos eran muy apreciados pues se les consideraba un símbolo de estatus social.
"El hecho de caminar acompañado de esclavos, adultos o niños era muestra del prestigio y poder económico que tenían los españoles", indica Cristina Masferrer.

Hipotecas


En la capital de Nueva España, hoy Ciudad de México, los niños esclavos se dedicaban a labores domésticas, eran acompañantes de adultos o ayudaban en conventos e iglesias.
En otros sitios del país trabajaban desde muy pequeños en las minas de oro y plata, o bien en las grandes haciendas agrícolas. Algunos, cuando crecían, eran enviados a talleres artesanales para aprender algún oficio como zapatero o sastre, por ejemplo.
Pero eso no servía para mejorar su vida pues eran obligados a trabajar y las ganancias que generaban se quedaban en el bolsillo de los esclavistas.
Hubo casos en que los niños afrodescendientes eran hipotecados, como se haría con alguna casa.
En su libro, la investigadora cuenta el caso de un español que quería comprar unos sacos de cacao pero no tenía dinero, así que dejó a un niño esclavo en prenda a cambio de un préstamo para adquirir la mercancía. Luego, cuando tuvo dinero, recuperó al menor.
Esta situación se mantuvo hasta 1821, cuando México consiguió su independencia de España. Pero aunque la esclavitud fue abolida, la condición social de las comunidades de afrodescendientes aún es difícil, según reconocen estudios oficiales.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el país existen unos 450.000 afromexicanos, de los cuales por lo menos la mitad viven en pobreza.
Son personas que además son discriminados por su color de piel, lo que profundiza su vulnerabilidad social, denuncia el gubernamental Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Es un problema que la investigadora Masferrer pretende ayudar a combatir con su libro y otras investigaciones sobre los afrodescendientes mexicanos.
"El objetivo es mostrar una parte muy importante de la historia de México que no es de unos cuantos, los que tienen la piel oscura o están en las costas, sino que muestra la historia de todos los mexicanos", concluye.

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