Hace ya tiempo que se dijo que las
guerras del futuro serían por el agua. Por eso, la ONU recuerda hoy -
Día Mundial del Agua- que
768 millones de personas carecen de este vital elemento y que
1.400 niños mueren diariamente por consumir agua sucia.
Pero el problema del agua no afecta solo a los países pobres sino que
también lo será para las naciones ricas y, sobre todo, para las emergentes. Para 2030, las estimaciones hablan de un aumento de las necesidades de agua de la población mundial en torno al 40 por ciento. Y una de las causas de la enorme presión sobre los recursos hídricos proviene del
sector energético. Según el informe de la ONU «
Agua y energía», aproximadamente el 90 de la generación de energía requiere de uso intensivo de agua; en 2010, se calcula que se extrajeron 583.000 millones de m3 de agua para ese fin.
Thierry Mallet es el vicepresidente ejecutivo de Innovación de
Suez Environnement, líder mundial en la gestión del agua y residuos, y en conversación con ABC confirma que, efectivamente, estamos ante uno de los grandes retos de la humanidad porque a los casi 800 millones de personas que no tienen acceso al agua habrá que sumar «
entre 3.000 y 4.000 millones de personas que vivirán en un futuro en zonas de estrés hídrico».
Gestionar los extremos
El calentamiento global va a tener un impacto importante sobre el agua. Mallet explica que «el cambio climatico está modificando el regimen de lluvias y la estabilidad de los recursos hidricos, que en su mayoría provienen del agua de superficie. Lo que observamos es un cambio hacia temporadas secas y otras de lluvias muy fuertes. Y habrá que ser capaces de gestionar esos dos extremos. Para laescasez, la reutilización del agua es esencial. Lo normal es que una ciudad recicle el 2% de la que usa, pero en ciudades como Adelaida, en Australia, ya hemos conseguido alcanzar un 20 por ciento; en Los Angeles, en California, recuperamos una parte de las aguas negras de la estacion depuradora para tratarla con cinco diferentes niveles de calidad y usarla para el golf, para la industria y para inyectarla en el suelo -después de un proceso de ultrafiltrado y ósmosis inversa- como freno a la salinización de los acuiferos.
En el lado contrario estarían las épocas de exceso. «En ciudades como París, Marsella o Burdeos -continúa Mallet- trabajamos con sistemas inteligentes que anticipan mediante radares dónde van a producirse las lluvias y nos permiten vaciar con anticipación la red de aguas residuales para minimizar el impacto de las inundaciones».
ALEJANDRO CARRA / MADRID
ABC.es
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