sábado, 15 de marzo de 2014

Los hijos de la guerra, toda una generación perdida



Su nombre es Ashraf y nació el mismo día en el que estalló la guerra en Siria, su país natal. Este niño, que ahora cumple tres años, ha crecido con el sonido de los bombardeos y el miedo a los saqueos y asesinatos de un conflicto civil que llegó a su barrio cuando él empezaba a respirar.
Con 18 meses se convirtió en uno de los más de 6 millones de sirios desplazados en su propio país después de que saquearan y quemaran su casa, y asesinaran a varios miembros de su familia. Tres años después, Ashraf aún se asusta cuando escucha un ruido fuerte, aunque los médicos aseguran a su madre que se recuperará.
El conflicto en Siria ha afectado 10 millones de personas en todo el país, de las cuales más de la mitad son niños. En este dramático aniversario, Unicef lanza una advertencia acerca de la gravedad de la situación, especialmente para los más pequeños. "Los niños sirios no pueden aguantar otro año de conflicto" insiste Lorena Cobas, responsable de Emergencias de Unicef.
En un país roto por el enfrentamiento entre hermanos, tres millones de niños no van a la escuela ni reciben la atención sanitariaadecuada, al tiempo que han aumentado las enfermedades por la escasez de agua potable. Tras varios años de lucha encarnizada, el sistema sanitario de Siria ha quedado completamente destruido y es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las ONGs que prestan ayuda humanitaria en la región. Enfermedades erradicadas como la poliomielitis, que desfigura y puede ser mortal, han reaparecido y ya afectan a 80.000 niños.
"Los niños sirios antes de la guerra tenían una vida completamente normal", señala la responsable de Emergencias de Unicef. Ahorauno de cada diez ha perdido a sus padres y trabaja para sacar adelante a su familia, lo que impide su escolarización. Por otra parte, han aumentado los matrimonios de niñas con adultos mucho más mayores que ellas porque así sus familias se aseguran su protección en un país en guerra.
Tristemente, cada vez son más frecuentes estos matrimonios de conveniencia, a pesar de la lucha de las ONGs para impedir tragedias como la de Amina, de nombre falso pero con una historia real, obligada a abandonar la escuela para casarse con sólo 15 años con un hombre de 40. Su suerte se llama Unicef. Sus voluntarios lograron que la familia de Amina rompiera el compromiso y la dejara en las aulas. Sin embargo, un millón de niños y niñas no tiene la misma suerte por el simple hecho de vivir en zonas no seguras donde no llega ningún tipo de ayuda humanitaria.
La vida de millones de niños corre peligro por las condiciones inhumanas en las que viven y a pesar de ello, son los daños emocionales de los menores la mayor lacra que arrastra el país. Unicef reconoce cómo muchas mujeres se acercan a sus voluntarios y les narran su preocupación por la familiaridad que sus hijos tienen con las armas, hasta el punto que son capaces de identificar perfectamente cualquier tipo de pistola. "Los niños de la guerra de hoy son los dirigentes del mañana" advierten con urgencia desde la ONG. Crecer en medio de la violencia y el horror no sólo puede quitarles la infancia, sino también condicionar su futuro y el de todo un país. "Podríamos hablar de toda una generación perdida" señala la responsable de Emergencias de Unicef.
Cinco millones de menores con sus vidas rotas es el precio que se ha cobrado la guerra en estos tres años, pero no es el único. DesdeMisiones Salesianas, una asociación que lleva más de 60 años colaborando en Siria, explican que se enfrentan cada día a la desolación que el sufrimiento ha provocado en la vida de las personas. Si al inicio del conflicto había que reconstruir casas o proporcionar alimentos y medicinas, ahora además de eso se enfrentan a una tarea mucho más difícil: recomponer almas marcadas por las heridas de la guerra. "Los ciudadanos viven con tristeza, estresados por la violencia y sin ninguna motivación", aseguran.

La guerra llega a los campos de refugiados

Siria encabeza la lista mundial de desplazamiento forzoso: 6.5 millones de sirios se han visto obligados a trasladarse dentro del país y más de dos millones lo han hecho a países vecinos como Líbano, Jordania, Irak o Turquía.
Países que después de tres años de guerra están pagando cara su hospitalidad, ya que los recursos para paliar las necesidades de los sirios son cada vez más escasos y suponen un deterioro considerable para la economía de estas regiones. Necesitan el apoyo internacional para poder seguir acogiendo a más y más víctimas del enfrentamiento. "En el Líbano, hay más niños sirios que solicitan el acceso a la educación que libaneses", informan desde Unicef.
Manos Unidas trabaja de cerca con esta realidad, ya que uno de sus proyectos consiste en atender refugiados sirios en Jordania. África Marcitllach, coordinadora de proyectos de esta ONG en Asia, denuncia que los campos de refugiados se encuentran completamente saturados y en unas condiciones deplorables.
Y no sólo eso, sino que aquellos que huyen de la guerra en un país extranjero, en estos campos con los miembros del otro bando del conflicto, tal vez responsables de la muerte y la tortura de sus seres queridos. El odio no es fácil de dejar atrás, y sólo en la ciudad jordana de Zarqa, que acoge a 40.000 refugiados sirios, se produjeron el pasado mes de enero dos asesinatos entre exiliados que pertenecían a distintas facciones del sangrante enfrentamiento entre hermanos.
La peor pesadilla al borde de la frontera siria, sin embargo, se llamaincertidumbre. A los refugiados no se les permite trabajar en sus países de acogida, no saben cuándo podrán regresar a su país y, si llegara ese día, no pueden ni imaginar qué quedará en pie de lo que un día fue su hogar.

LOLA GONZÁLEZ
http://www.elmundo.es/internaciona

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

32 AÑOS SIN AKIRA KUROSAWA

                                      Fotografía fuente Revista Yume: https://revistayume.com/ “Puede que sólo puedas escribir una página po...