Siria cede a la presión y dejará a la ONU visitar la zona del ataque químico
La investigación empieza el lunes sobre el terreno
Hollande cree que hay pruebas del ataque y dice que no quedará "impune"
Rusia califica de "trágico error" culpar al régimen y pide a los rebeldes que dejen investigar
Siria ha acordado permitir a los inspectores de la ONU el acceso a los suburbios de Damasco, en la zona de Ghouta, donde se produjeron los presuntos ataques químicos que la oposición denunció el pasado miércoles en los que la oposición denuncia que murieron más de 1.300 personas. Lo ha informado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria en una declaración transmitida por la televisión estatal, aunque por ahora no han trascendido más detalles de cómo y cuándo se ejecutará la visita. Justo ayer, la máxima responsable de desarme de las Naciones Unidas, Angela Kane, llegó a Damasco para presionar al Gobierno de Bachar el Asad a que diera este paso.La misión de Naciones Unidas ha asegurado que comenzará mañana las pesquisas, según un comunicado de la Secretaría General de la ONU.
La agencia Reuters ha desvelado, además, que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llamó el jueves a su homólogo sirio, Walid Al Moallam, para insistirle en que permitan esta inspección internacional “sin restricciones”, detalla una fuente del Departamento de Estado. “Si no hay nada que ocultar, es lo sensato”, añade. Un alto mando de EE UU citado por la agencia France Presse asegura que la oferta llega "demasiado tarde para ser creíble". El régimen sirio se ha defendido a través de su minsitro de Exteriores, que las acusaciones forman parte de una "conspiración barata y clara" de los rebeldes.
El domingo ha estado cuajada de declaraciones graves, a raíz de la indignación mundial que ha generado este posible ataque con químicos, que ha elevado la temperatura en la zona. Después de que Estados Unidos y el Reino Unido se hayan mostrado unidos al lanzar una amenaza de “respuesta grave” contra el régimen sirio y su supuesto uso de armas químicas contra civiles, los aliados del régimen de Bachar el Asad han salido en su defensa. Irán y Rusia han cargado muy duramente contra las potencias occidentales y su “injerencia” en la política interna siria.
Por su parte, Moscú ha pedido a los rebeldes que dejen a la ONU acceder con seguridad a la zona. El Ministerio de Exteriores ruso ha emitido un comunicado en el que califica de "trágico error" el haber responsabilizado al régimen del ataque del miércoles y de “inaceptable” la postura de Londres y Washington, que enmarca dentro de una oleada de “propaganda antisiria” para presionar en contra del régimen. Rusia insiste en que no se han empleado armas ilegales por parte del Gobierno y que, de hecho, los que sí las abrían empleado son los rebeldes. Esa ha sido su postura desde el supuesto ataque del miércoles que, según los opositores, dejó más de 1.400 muertos en el este de Damasco tras la exposición a gases tóxicos.
El subjefe del Estado Mayor iraní, Massoud Jazayeri, ha sido entrevistado por la agencia semioficial FARS y, usando la terminología norteamericana, ha advertido a EEUU especialmente de que si se salta la “línea roja” que supone interferir en Siria con un ataque militar, se encontrará con “graves consecuencias para la Casa Blanca”.
El doble llamamiento en la misma mañana, además, en que el titular de Información sirio, Omram Zoabi, manifestase a la agencia oficial SANA que cualquier acción militar que emprenda EEUU “no será un picnic”, sino que, antes al contrario, provocará una tormenta “muy grave” y “una bola de fuego que inflamará todo Oriente Medio” por la influencia de la nación en la zona y la división de apoyos que genera. Zoabi también ha insistido en que no permitirán a los inspectores de Naciones Unidas acudir al distrito donde supuestamente se llevó a cabo el último ataque con armas químicas, porque no estaba entre la lista de tres escenarios pactada previamente con los expertos. Repitió su frase de estos días: “Para esta investigación cooperaremos de forma significativa y transparente”.
También ha entrado en liza Israel. Su primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha defendido en el Consejo de Ministros que “no se puede consentir” que prosigan “crímenes horribles” como el del miércoles y que los regímenes “más peligrosos del mundo no pueden tener las armas más peligrosas del mundo”. Ha advertido de que su país, “si es necesario, tendrá el dedo en el gatillo” para actuar contra quien “ataque” a Israel.
Sobre el terreno, los rebeldes de Al Nusra, un grupo vinculado a Al Qaeda, han emitido un vídeo en el que su líder, Abu Mohamed Al Golani, amenaza con atacar villas alauitas –la minoría a la que pertenece el presidente El Asad- como venganza por la muerte de civiles, la mayoría opositores, en el supuesto ataque químico de las afueras de Damasco. El Ejército Libre de Siria ha dicho, igualmente, que han recibido 400 toneladas de armas desde la frontera turca, pagadas por países del Golfo Pérsico, con las que tratarán de mejorar su oposición a las tropas del régimen, informa Reuters. Hezbolá, por su parte, al auxilio de Asad, tiene ya dentro del país a unos 10.000 milicianos trasladados desde su feudo en Líbano. El grupo chií está especialmente volcado en la recuperación de zonas en Latakia y Khaldiyeh.
Hollande: "Hay pruebas"
Por su parte, el presidente francés, François Hollande, ha afirmado hoy que “existen ya un puñado de pruebas que indican que el ataque del 21 de agosto fue de naturaleza química”, y ha subrayado que “todo conduce a considerar al régimen sirio como responsable de ese acto incalificable”.
Tras entrevistarse por teléfono con el primer ministro australiano, Kevin Rudd, la jefatura del Estado francesa ha emitido un comunicado que afirma que Francia no dejará que el ataque, que según la oposición causó 1.300 víctimas, quede “impune”, y ha pedido de nuevo al régimen sirio de Bachar El Asad que permita “acceder sin demora y sin ninguna restricción” a los inspectores de la ONU al lugar de los hechos.
El jueves, el ministro galo de Exteriores, Laurent Fabius, afirmó que en caso de confirmarse que se trató de un ataque químico sería necesaria una respuesta de la comunidad internacional, y no descartó que esta fuera "de fuerza".
Por primera vez desde la denuncia de la oposición siria, la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) aportó ayer informaciones independientes sobre el ataque del miércoles pasado sobre Ghuta, al este de Damasco, donde según los rebeldes sirios se emplearon armas químicas para matar a más de 1.400 personas. La ONG emitió ayer un comunicado en el que informó de que tres hospitales de la provincia de Damasco con los que colabora desde 2012 afirman que el pasado miércoles trataron a 3.600 pacientes “con síntomas neurotóxicos”, de los que 355 murieron en poco tiempo
CARMEN RENGEL / MIGUEL MORA Jerusalén / Paris
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