Según la EEA y su reciente informe ??Los medicamentos en el Medioambiente? es necesario tomar medidas urgentes por parte de la industria, las autoridades públicas y los pacientes que utilicen de este tipo de sustancias. Desde hace décadas el mercado europeo de productos farmacéuticos registra un constante crecimiento, al igual que el impacto medioambiental de las sustancias activas que componen dichos productos. A pesar de la existencia de diversos informes que advierten sobre el problema de la contaminación que producen este tipo de sustancias, la importancia de esta realidad ha pasado desapercibida.
Esta tendencia contaminante es difícil de revertir, por un lado debido al envejecimiento de la población y al consecuente aumento del consumo de fármacos y, por otro lado, debido al uso de productos persistentes y bioacumulables. A falta de una reacción y de la adopción de medidas para intentar paliar esta situación, el fenómeno se agravará en los próximos años.
Los productos farmacéuticos se diseñan para que se mantengan inalterados durante su paso por el organismo humano. Pero esta característica implica que su composición persiste también fuera del cuerpo humano, lo que puede originar problemas medioambientales. Existen dos productos farmacéuticos que han sido identificados como dañinos para la vida animal: el etinilestradiol, que causa feminización entre los peces y el diclofenaco, causante de fenómenos de mortalidad en las poblaciones de buitres, especialmente en Asia, después de que estos hubieran ingerido restos de animales tratados con este antiinflamatorio.
Otros productos como los antibióticos, los antiparasitarios, antidepresivos y anticancerígenos suscitan igualmente ciertas inquietudes, que aumentan a medida que se da a conocer el denominado efecto cóctel: la peligrosa mezcla de sustancias que de forma individual no representan ningún daño para el medioambiente.
El informe de la EEA propone algunas acciones que podrían reducir el impacto de los productos farmacéuticos sobre el medioambiente: un análisis completo del ciclo de vida de los productos, desde su producción hasta su eliminación, prestando especial atención a la evolución de las moléculas en el medioambiente; una mejor gestión de los residuos: actualmente, la EEA estima que un 50% de los medicamentos caducados no se devuelven a la farmacia. Es necesario mejorar la información sobre la recogida de fármacos caducados en las farmacias así como mejorar el etiquetado de las sustancias peligrosas que contienen los medicamentos para intentar mejorar la actual situación.
La puesta en marcha de programas de acción, de estudio e investigación dirigidos a proporcionar información completa y fiable que sirva de ayuda en la toma de decisiones políticas y para el conocimiento de los ciudadanos y el desarrollo de una farmacia más verde que reduzca la proporción de residuos mediante la aplicación del concepto “begin by design” (beneficioso desde su diseño).
Esta tendencia contaminante es difícil de revertir, por un lado debido al envejecimiento de la población y al consecuente aumento del consumo de fármacos y, por otro lado, debido al uso de productos persistentes y bioacumulables. A falta de una reacción y de la adopción de medidas para intentar paliar esta situación, el fenómeno se agravará en los próximos años.
Los productos farmacéuticos se diseñan para que se mantengan inalterados durante su paso por el organismo humano. Pero esta característica implica que su composición persiste también fuera del cuerpo humano, lo que puede originar problemas medioambientales. Existen dos productos farmacéuticos que han sido identificados como dañinos para la vida animal: el etinilestradiol, que causa feminización entre los peces y el diclofenaco, causante de fenómenos de mortalidad en las poblaciones de buitres, especialmente en Asia, después de que estos hubieran ingerido restos de animales tratados con este antiinflamatorio.
Otros productos como los antibióticos, los antiparasitarios, antidepresivos y anticancerígenos suscitan igualmente ciertas inquietudes, que aumentan a medida que se da a conocer el denominado efecto cóctel: la peligrosa mezcla de sustancias que de forma individual no representan ningún daño para el medioambiente.
El informe de la EEA propone algunas acciones que podrían reducir el impacto de los productos farmacéuticos sobre el medioambiente: un análisis completo del ciclo de vida de los productos, desde su producción hasta su eliminación, prestando especial atención a la evolución de las moléculas en el medioambiente; una mejor gestión de los residuos: actualmente, la EEA estima que un 50% de los medicamentos caducados no se devuelven a la farmacia. Es necesario mejorar la información sobre la recogida de fármacos caducados en las farmacias así como mejorar el etiquetado de las sustancias peligrosas que contienen los medicamentos para intentar mejorar la actual situación.
La puesta en marcha de programas de acción, de estudio e investigación dirigidos a proporcionar información completa y fiable que sirva de ayuda en la toma de decisiones políticas y para el conocimiento de los ciudadanos y el desarrollo de una farmacia más verde que reduzca la proporción de residuos mediante la aplicación del concepto “begin by design” (beneficioso desde su diseño).
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