domingo, 18 de agosto de 2013

El mapa político de Argentina se reacomoda

Los resultados de las elecciones legislativas primarias redefinen al kirchnerismo y la oposición



El panorama político argentino quedó rediseñado el pasado domingo tras las elecciones legislativas primarias en las que el voto era obligatorio. El próximo 27 de octubre, los argentinos deberán volver a las urnas para elegir qué candidatos seleccionados hace una semana renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Y lo harán en un escenario muy distinto al de las presidenciales de 2011, cuando la Cristina Fernández de Kirchner fue reelegida con un 54% de los votos. Entonces, la economía argentina crecía a toda velocidad y repartía beneficios sociales para todos. Sin embargo, el escenario actual, con menos crecimiento, una inflación que sigue superando el 20%, denuncias de corrupción y una persistente preocupación por los asaltos, permite inferir otras tendencias políticas en Argentina.
Difícilmente la peronista Fernández podría aspirar a una segunda reelección en 2015. Para ello se debería reformar la Constitución, algo que ella siempre ha descartado pero que algunos de sus seguidores promovían. Pero para modificar la norma constitucional que prohíbe que una persona gobierne más de ocho años consecutivos, el kirchnerista Frente para la Victoria (FPV) y sus aliados necesitarían elevar su mayoría absoluta en las dos cámaras del Parlamento hasta controlar dos tercios de sus miembros y después debería vencer con amplitud en las elecciones para elegir a los congresistas de la asamblea constituyente encargada de una eventual reforma de la Carta Magna.
El reto es doble si tenemos en cuenta que el FPV y sus aliados lograron el 29% de los sufragios el domingo. Si mantiene ese porcentaje en octubre, logrará retener la mayoría en ambas cámaras, necesarias para seguir aprobando los proyectos de ley que desee Fernández, pero insuficientes para reformas constitucionales. “Ahora sí quedó despejado definitivamente que no hay reforma de la Constitución, que no hay posibilidad de re-reelección (de Fernández)”, admitió el intelectual y candidato a diputado por el FPV Ricardo Forster.
La jefa de Estado no ha hecho ninguna referencia pública al hecho de que el kirchnerismo nunca logró tan pocos votos en diez años en el poder. Tampoco a que el domingo perdió en 14 de los 24 distritos. Más bien al contrario: destacó que su fuerza sigue siendo la primera en el nivel nacional. El peronismo disidente sumó el 26%, pero además está muy dividido en diversas listas encabezadas por dirigentes peleados ente sí. La centrista Unión Cívica Radical (UCR), tradicional rival del peronismo, y sus aliados en algunos distritos del Frente Amplio Progresista (FAP), la liberal Coalición Cívica (CC) y el izquierdista Proyector Sur totalizan el 21%. Fernández hizo una llamada al diálogo con algunos empresarios y sindicalistas porque consideró que los líderes opositores triunfantes el domingo son solo representantes de los intereses de aquellos.
"Nos vamos a reunir con los banqueros, con la CGT (Confederación General del Trabajo), con los industriales. Vamos a discutir un modelo de país, sin eslogan, a fondo con las políticas. Quiero discutir con los titulares, con los directores técnicos, no con el banco (banquillo) de suplentes que me ponen en las listas (de candidatos a legisladores)”. El próximo miércoles se encontrará con hombres de negocios y sindicalistas, pero de la convocatoria han sido excluidos los patrones agrarios, enfrentados con Fernández desde el conflicto de 2008, o el líder de una de las facciones opositoras de la CGT, Hugo Moyano, que hasta 2011 era kirchnerista.
El sucesor de Cristina Fernández
La imposibilidad de una segunda reelección de Fernández abre el debate de la sucesión de la presidenta tanto dentro como fuera del kirchnerismo. En el FPV, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, con resistencias internas por sus posiciones conservadoras, ha ratificado esta semana sus aspiraciones presidenciales y ha pedido que se defina el candidato de 2015 en elecciones primarias. Hasta ahora, ha sido Fernández la que ha designado a dedo a los postulantes más importantes. Pero Scioli, con buena imagen en las encuestas, se ha visto afectado por la derrota del FPV del pasado domingo en su provincia frente a un peronista que hasta hace dos meses era del partido oficialista, Sergio Massa, exjefe de Gabinete de Ministros de Fernández entre 2008 y 2009 y actual alcalde del municipio de Tigre (periferia de la capital argentina). En cambio, otros gobernadores del partido de Fernández han logrado que el FPV ganara sus provincias y pueden soñar quizá con la presidencia argentina: Juan Manuel Urtubey, de la provincia de Salta, que ha confesado sus aspiraciones, pero que es tan conservador como Scioli; y dos más afines al kirchnerismo puro, como Sergio Urribarri, de Entre Ríos, y Jorge Capitanich, de Chaco.
La duda es si gobernadores y alcaldes mantendrán su fidelidad a Fernández antes y después de las elecciones de octubre o si se reacomodarán detrás de los nuevos liderazgos de la oposición. No se prevé que esos dirigentes renieguen ahora de la jefa de Estado, pero algunos prefieren que ella no se involucre demasiado en la campaña en sus territorios. Por eso, algunos peronistas disidentes consideran que el FPV y sus aliados pueden conseguir en octubre menos del 29% y vaticinan que “el kirchnerismo ha muerto”. Aunque ese tipo de expresiones resultan apresuradas de momento. No hay que olvidar que el kirchnerismo perdió las elecciones legislativas de 2009, con el 30,7%, detrás de una efímera alianza de UCR, CC y progresistas (30,9%), y dos años después arrasó en las presidenciales.
En el dividido peronismo disidente también es posible que de agosto a octubre migren los votos de los candidatos peor posicionados a los que consiguieron victorias. De hecho, Moyano, que integró una lista derrotada por la de Massa, no descartó unirse al alcalde después de los comicios de octubre. Además de Massa, otro presidenciable que salió fortalecido es el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, cuyos candidatos vencieron el domingo. Massa representa el poskirchnerismo, es criticado en el FPV por virar al “neoliberalismo” y por otros peronistas disidentes por diferenciarse poco de Fernández. En cambio, De la Sota representa con más claridad al peronismo que nunca digirió al kirchnerismo y mantuvo posiciones de derecha.
¿Puede que haya un presidente argentino no peronista en 2015? Los Gobiernos de los radicales Raúl Alfonsín (1983-1989) y Fernando de la Rúa (1999-2001) acabaron con severas crisis económicas que persisten en la memoria de los argentinos. Pero ahora la UCR se ha ilusionado con las victorias de sus candidatos en cinco provincias y por sus alianzas triunfadoras en otras dos. El vencedor en Mendoza, Julio Cobos, aparece como su presidenciable, pero en el partido no lo toleran mucho. Cuando era gobernador de esa provincia y al igual que otros barones radicales, se hizo kirchnerista en el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). Tanto es así que Fernández lo situó como vicepresidente de su primer Gobierno (2007-2011), pero en 2008 se pelearon por el conflicto agrario. Cobos volvió al radicalismo, pero no pudo lograr el apoyo suficiente para presentarse en las presidenciales de 2011, como era su deseo.
Los radicales quieren competir en unas primarias contra sus aliados de centroizquierda. Un rival probable parece ser el socialista Hermes Binner, que triunfó el domingo en Santa Fe y que en 2011 superó (17%) en las presidenciales a la UCR (11%). Habrá que ver a quién apoya Elisa Carrió, de la CC, que en las legislativas primarias encabezó una coalición en la ciudad de Buenos Aires que derrotó a la conservadora Propuesta Republicana (PRO), que lidera el alcalde Mauricio Macri, debilitado ahora en su sueño presidencial

 Buenos Aires

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