sábado, 17 de agosto de 2013

Represión en Egipto

El Gobierno interino de Egipto propone disolver los Hermanos Musulmanes

La policía desaloja una mezquita donde permanecían atrincherados partidarios de Morsi

Los Hermanos Musulmanes convocan siete días ininterrumpidos de protestas en las calles



El primer ministro de Egipto ha propuesto este sábado la disolución de los Hermanos Musulmanes, el mayor grupo político del país, informa Reuters. "El asunto está en estudio", ha dicho a la agencia un portavoz de Hazem el Beblawi. La Hermandad se inscribió como organización no gubernamental en marzo pasado tras estar prohibida durante décadas. El primer ministro asegura en televisión que "no habrá reconciliación con aquellos que tienen las manos manchadas de sangre". 
El Ministerio de sanidad ha cifrado en 173 personas los fallecidos en episodios de violencia en todo el país el viernes, incluidos 95 en la capital. Entre los fallecidos, un hijo del líder espiritual de la Hermandad, Mohamed Badie. Emar, ingeniero informático de 38 años, murió de disparos en la cabeza durante las protestas del viernes en la plaza de Ramsés.
Este sábado, nueva jornada de manifestaciones, ha comenzado ya con un cerco. Seguidores islamistas y miembros de las fuerzas de seguridad han intercambiado fuego dentro de la mezquita de Al Fatah, en la plaza de Ramsés, de El Cairo, según Reuters. Las fuerzas especiales han entrado y detenido a los proMorsi que seguían aún dentro, según la agencia oficial Mena.
Allí se refugiaron el viernes cientos de islamistas, cercados ahora por la policía. Antes ha habido disparos también fuera, que han desatado el pánico entre los vecinos reunidos fuera del templo para protestar por la presencia de los islamistas. Vecinos que han acosado y agredido a periodistas locales y extranjeros en la zonam, según Efe.
En ese templo recibieron los cadáveres de muchos de los fallecidos, creando una morgue improvisada. Los cadáveres fueron retirados por los familiares de los muertos y los islamistas se han mantenido en el interior de la mezquita, aunque muchos han salido de ella, sobre todo mujeres y niños. El ejército y la policía la han rodeado, y han exigido a los que quedan encerrados que salgan por su propio pie, bajo amenaza, de nuevo, de carga violenta. El desmantelamiento de los campamentos de protesta islamista, el miércoles, se saldó con más de 600 muertes.
La agencia oficial de noticias Mena ha asegurado, citando fuentes de seguridad, que algunos de los islamistas encerrados en la mezquita estaban armados y han disparado hacia los soldados desde el interior. Otros testigos mantienen que los uniformados han empleado gases lacrimógenos en al menos una ocasión, con la intención de forzar a los islamistas a desalojar el edificio. Junto a las fuerzas de seguridad han tomado las calles grupos armados de civiles, que se han atribuido la labor de defender vecindarios y calles del centro de El Cairo.
Los Hermanos Musulmanes han llamado a sus seguidores a que sigan sus protestas en las calles durante al menos otros siete días, a partir de este sábado. Las manifestaciones del viernes, aisladas y cercadas por las fuerzas de seguridad, provocaron numerosos episodios de violencia, con grupos armados, a favor y en contra de los islamistas, disparando a civiles, en un ambiente de anarquía y propio de un conflicto civil. En total, más de 1.000 personas fueron arrestadas, tanto por la policía y el ejército como por grupos de civiles armados, que han tomado varias calles de El Cairo, con sus propias barricadas y puestos de control, con la aquiescencia del gobierno.
Ayer, grupos islamistas protagonizaron ataques esporádicos en zonas normalmente tranquilas, refugio de la clase media, como Garden City o Zamalek. Varios periodistas y ciudadanos extranjeros han sido arrestados arbitrariamente por esos grupos de civiles, y luego entregados al ejército o a la policía.
“¿Por qué protege la policía a hombres armados que toman las calles y matan a aquellos que se manifiestan de forma pacífica?”, se preguntaba ayer Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes. “No tiene sentido, a no ser que esos mismos hombres armados sean parte de la gran operación policial”, añadió. La hermandad acusa, además, a las autoridades de manipular las cifras de fallecidos en los enfrentamientos de los pasados días, con números de bajas mucho menores a los que se corresponden con la realidad.
El gobierno interino de Egipto ha declarado el estado de emergencia, ha decretado el toque de queda y le ha dado permiso a la policía para que abra fuego contra aquellos manifestantes que ataquen instalaciones públicas. En un comunicado emitido el viernes, el ejecutivo dijo que “el gobierno, las fuerzas armadas, la policía y la gran gente de Egipto están unidos en enfrentarse a la maliciosa trama terrorista de los Hermanos Musulmanes”. El ministerio del Interior, responsable de la policía, dijo que sus agentes impidieron el saqueo de numerosos edificios y ataques contra comisarías.
Con al menos 100 muertes, la jornada del viernes es una de las más sangrientas tras el golpe de Estado del 3 de julio, en el que las fuerzas armadas depusieron al presidente islamista Mohamed Morsi, tras una serie de multitudinarias manifestaciones. Entonces, el gobierno interino que los generales auparon al poder prometió una serie de reformas y procesos electorales que han quedado ahora entre paréntesis dado el caos en que se ha sumido la nación. La ira islamista, sin embargo, no ha ganado la tracción de un movimiento nacional, y se ha convertido, más bien, en un desafío al gobierno y a la cúpula militar, que no ha dudado en emplear la fuerza para reducir a aquellos que se manifiestan y piden la restitución de Morsi.
Amnistía Internacional, por su parte, ha pedido una investigación exhaustiva e imparcial sobre los incidentes de los pasados días en Egipto. Philip Luther, director del programa de esa organización para Oriente Próximo, ha dicho que la respuesta de las autoridades a las protestas islamistas ha sido “desproporcionada”. “Cuando algunos manifestantes recurrieron a la violencia, la respuesta de las autoridades fue desproporcionada, sin distinguir entre manifestantes violentos y no violentos”, dijo.
 El Cairo 

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