6 de agosto de 1792: en París (Francia) desfilan por la ciudad 600 republicanos escogidos de Marsella cantando una nueva canción que pronto se convertirá en símbolo de la Revolución francesa: La Marsellesa.
La Marsellesa (en francés, La Marseillaise) es el himno nacional de Francia, oficialmente desde el 14 de julio de 1795. Fue escrito en 1792 por Rouget de Lisle. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. Durante 1940-1945 fue nuevamente prohibido, y su canto era considerado como un elemento de resistencia a la ocupación alemana y al gobierno colaboracionista de Vichy.
El 20 de abril de 1792 se declaró en París la guerra a Austria. Cuando el alcalde de Estrasburgo, supo la noticia, invitó a cenar a su casa a un grupo de oficiales, en la noche del 24 del mismo mes. En este grupo de oficiales se encontraba Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo. En esa reunión, el alcalde le pidió que creara un himno patriótico para el acontecimiento que celebraban. Rouget de Lisle compuso dicho himno y le dio el título de Chant de guerre pour l'armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin) y se lo dedicó al Mariscal Luckner[1]
El 22 de junio, un futuro general del ejército de Egipto llamado François Mireur, apenas titulado de la facultad de medicina de Montpellier, se encontraba en Marsella encargado de preparar la marcha de los voluntarios de Montpellier y de Marsella. Había oído el himno en Montpellier durante algunos funerales oficiales y lo presentó a su gente con el título de Chant de guerre aux armées des frontières (Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras). La tropa de los obligados lo aprendió y lo usaron como canción de marcha. Y así entraron en París el 30 de julio de 1792, entonando marcialmente el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle. Los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como La Marsellesa.
Durante la Primera República, la Marsellesa fue un himno muy popular entre soldados y civiles. En el tiempo de los dos Imperios, la Restauración y la Segunda República, fue ligeramente olvidado. En la Tercera República recuperó el protagonismo y fue interpretado por las bandas militares en todos los actos oficiales. En el siglo XX, el Gobierno de la Francia liberada le otorgó una especial importancia junto con el himno oficioso llamado "Le Chant des Partisans".
Hasta que finalmente en la Constitución del 4 de octubre de 1958, fue instituida la Marsellesa como himno nacional.
La Marsellesa exaltaba desde sus comienzos el ánimo patriótico, hasta tal punto que Napoleón Bonaparte dijo en una ocasión: «Esta música nos ahorrará muchos cañones».
El 24 de enero de 2003, se aprobó la Ley de Programación para la Seguridad Interior (Lopsi), propuesta por Nicolas Sarkozy, que creaba el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7.500 euros de multa. Algunas asociaciones y ciudadanos protestaron, considerando esta ley un atentado a la libertad de expresión. El Consejo Constitucional de Francia limitó las posibilidades de aplicación de la ley, los actos dentro de un círculo privado, y los actos realizados en manifestaciones no organizadas por las autoridades públicas o no reglamentadas por ellas.
Debido al alto desconocimiento del himno entre muchos jóvenes franceses, la ley Fillon para la reforma de la educación adoptada en marzo de 2005, incluye la obligación del aprendizaje de la Marsellesa en la educación infantil y primaria.
La Marsellesa (en francés, La Marseillaise) es el himno nacional de Francia, oficialmente desde el 14 de julio de 1795. Fue escrito en 1792 por Rouget de Lisle. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. Durante 1940-1945 fue nuevamente prohibido, y su canto era considerado como un elemento de resistencia a la ocupación alemana y al gobierno colaboracionista de Vichy.
El 20 de abril de 1792 se declaró en París la guerra a Austria. Cuando el alcalde de Estrasburgo, supo la noticia, invitó a cenar a su casa a un grupo de oficiales, en la noche del 24 del mismo mes. En este grupo de oficiales se encontraba Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo. En esa reunión, el alcalde le pidió que creara un himno patriótico para el acontecimiento que celebraban. Rouget de Lisle compuso dicho himno y le dio el título de Chant de guerre pour l'armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin) y se lo dedicó al Mariscal Luckner[1]
El 22 de junio, un futuro general del ejército de Egipto llamado François Mireur, apenas titulado de la facultad de medicina de Montpellier, se encontraba en Marsella encargado de preparar la marcha de los voluntarios de Montpellier y de Marsella. Había oído el himno en Montpellier durante algunos funerales oficiales y lo presentó a su gente con el título de Chant de guerre aux armées des frontières (Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras). La tropa de los obligados lo aprendió y lo usaron como canción de marcha. Y así entraron en París el 30 de julio de 1792, entonando marcialmente el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle. Los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como La Marsellesa.
Durante la Primera República, la Marsellesa fue un himno muy popular entre soldados y civiles. En el tiempo de los dos Imperios, la Restauración y la Segunda República, fue ligeramente olvidado. En la Tercera República recuperó el protagonismo y fue interpretado por las bandas militares en todos los actos oficiales. En el siglo XX, el Gobierno de la Francia liberada le otorgó una especial importancia junto con el himno oficioso llamado "Le Chant des Partisans".
Hasta que finalmente en la Constitución del 4 de octubre de 1958, fue instituida la Marsellesa como himno nacional.
La Marsellesa exaltaba desde sus comienzos el ánimo patriótico, hasta tal punto que Napoleón Bonaparte dijo en una ocasión: «Esta música nos ahorrará muchos cañones».
El 24 de enero de 2003, se aprobó la Ley de Programación para la Seguridad Interior (Lopsi), propuesta por Nicolas Sarkozy, que creaba el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7.500 euros de multa. Algunas asociaciones y ciudadanos protestaron, considerando esta ley un atentado a la libertad de expresión. El Consejo Constitucional de Francia limitó las posibilidades de aplicación de la ley, los actos dentro de un círculo privado, y los actos realizados en manifestaciones no organizadas por las autoridades públicas o no reglamentadas por ellas.
Debido al alto desconocimiento del himno entre muchos jóvenes franceses, la ley Fillon para la reforma de la educación adoptada en marzo de 2005, incluye la obligación del aprendizaje de la Marsellesa en la educación infantil y primaria.
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