En noviembre de 2000, Alan y Pamela Skuse dejaron su hogar en la Sunshine Coast australiana para trabajar como voluntarios en un orfanato en Tapachula, Chiapas, en el sur de México.
Cuando el orfanato se quedó sin recursos, tuvieron que enfrentarse a una decisión: volver a Australia o quedarse para ayudar a los niños. Eligieron permanecer y, 13 años después, 250 pequeños han pasado por allí, 40 de ellos en la actualidad. Su orfanato se llama "Misión México": casi todos los niños han sufrido la extrema pobreza, abusos o violencia doméstica.
Siendo Alan y Pamela australianos, el surf forma parte de las actividades de fin de semana del orfanato. Es una forma de terapia para los niños, asegura Pamela.
"Cuando vienen a la playa –le dice Pamela a Will Grant, corresponsal de BBC Mundo en México– y están ahí en esas olas, en realidad no están pensando en nada de su pasado. Están disfrutando del momento y retándose a sí mismos. Ellos nos han contado que cuando están en las olas piensan: 'Sí, puedo hacer esto, puedo hacer esto'. Y entonces se dicen: 'Bueno, si puedo conquistar estas olas, puedo conquistar otros problemas en mi vida también. Así que realmente están sanándose a través de esto".
Un día llegó la tía de María López a su casa y le dijo que su madre había muerto. Nunca conoció a su padre. Tenía 3 años. Pero su tía -luego supo María- decidió venderla a otra mujer. Allí dormía sobre un cartón, debía limpiar la casa y la golpeaban. Pero las cosas cambiaron cuando llegó al orfanato.
"Cuando estoy en el agua sólo pienso en expresarme, lo que soy realmente, y mostrarle a la gente que no importa lo que pasó en el pasado. Eso es cuando tomo una ola; no recuerdas tu pasado, sólo te centras en lo que está ocurriendo. Y le muestras a la gente que somos fuertes a pesar de haber tenido ese pasado malo. Eso es lo que pienso cuando tomo una ola", dice María.
Cuando el orfanato se quedó sin recursos, tuvieron que enfrentarse a una decisión: volver a Australia o quedarse para ayudar a los niños. Eligieron permanecer y, 13 años después, 250 pequeños han pasado por allí, 40 de ellos en la actualidad. Su orfanato se llama "Misión México": casi todos los niños han sufrido la extrema pobreza, abusos o violencia doméstica.
Siendo Alan y Pamela australianos, el surf forma parte de las actividades de fin de semana del orfanato. Es una forma de terapia para los niños, asegura Pamela.
"Cuando vienen a la playa –le dice Pamela a Will Grant, corresponsal de BBC Mundo en México– y están ahí en esas olas, en realidad no están pensando en nada de su pasado. Están disfrutando del momento y retándose a sí mismos. Ellos nos han contado que cuando están en las olas piensan: 'Sí, puedo hacer esto, puedo hacer esto'. Y entonces se dicen: 'Bueno, si puedo conquistar estas olas, puedo conquistar otros problemas en mi vida también. Así que realmente están sanándose a través de esto".
Un día llegó la tía de María López a su casa y le dijo que su madre había muerto. Nunca conoció a su padre. Tenía 3 años. Pero su tía -luego supo María- decidió venderla a otra mujer. Allí dormía sobre un cartón, debía limpiar la casa y la golpeaban. Pero las cosas cambiaron cuando llegó al orfanato.
"Cuando estoy en el agua sólo pienso en expresarme, lo que soy realmente, y mostrarle a la gente que no importa lo que pasó en el pasado. Eso es cuando tomo una ola; no recuerdas tu pasado, sólo te centras en lo que está ocurriendo. Y le muestras a la gente que somos fuertes a pesar de haber tenido ese pasado malo. Eso es lo que pienso cuando tomo una ola", dice María.
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