Por siglos, Venecia ha amenazado con desaparecer bajo las olas del acqua alta, inundaciones habituales causadas por la complicidad de la subida de las mareas y cimientos hundidos.
El mundo reclama para sí la hermosa ciudad que Thomas Mann llamó "mitad cuento de hadas y mitad trampa para turistas". En ninguna parte de Italia, donde la calamidad se adorna con ademanes rococó y está bordada con signos de admiración, hay una crisis más hermosamente enmarcada que en Venecia.
Ni en la tierra ni en el agua, sino en un lugar intermedio, la ciudad se eleva como un espejismo desde una laguna en el Adriático. Por siglos ha amenazado con desaparecer bajo las olas del acqua alta, inundaciones habituales causadas por la complicidad de la subida de las mareas y cimientos que se hunden, pero ese es el menor de los problemas.
Basta preguntar al alcalde Massimo Cacciari, meditabundo y voluble profesor de historia que domina el alemán, el latín y el griego antiguo; traductor deAntígona, de Sófocles; hombre que eleva el nivel intelectual político hasta casi la estratosfera. Pregúntele sobre el acqua alta y el hundimiento de Venecia, y responderá: "Consiga entonces unas botas".
Las botas son estupendas para el agua, pero inútiles contra la inundación que causa más angustia: la del turismo. Número de residentes venecianos en 2007: 60,000. Número de visitantes en 2007: 21 millones. En mayo de 2008, por ejemplo, durante un fin de semana feriado, 80,000 turistas cayeron sobre la ciudad como langostas sobre los campos de Egipto.
Ni en la tierra ni en el agua, sino en un lugar intermedio, la ciudad se eleva como un espejismo desde una laguna en el Adriático. Por siglos ha amenazado con desaparecer bajo las olas del acqua alta, inundaciones habituales causadas por la complicidad de la subida de las mareas y cimientos que se hunden, pero ese es el menor de los problemas.
Basta preguntar al alcalde Massimo Cacciari, meditabundo y voluble profesor de historia que domina el alemán, el latín y el griego antiguo; traductor deAntígona, de Sófocles; hombre que eleva el nivel intelectual político hasta casi la estratosfera. Pregúntele sobre el acqua alta y el hundimiento de Venecia, y responderá: "Consiga entonces unas botas".
Las botas son estupendas para el agua, pero inútiles contra la inundación que causa más angustia: la del turismo. Número de residentes venecianos en 2007: 60,000. Número de visitantes en 2007: 21 millones. En mayo de 2008, por ejemplo, durante un fin de semana feriado, 80,000 turistas cayeron sobre la ciudad como langostas sobre los campos de Egipto.
Los estacionamientos públicos de Mestre, parte de tierra firme donde las personas se estacionan y toman el autobús o el tren hacia el centro histórico, se llenaron y fueron cerrados. Quienes lograron llegar a Venecia avanzaron por las calles como bancos de sardinas, devorando pizza y gelato, dejando basura a su paso. La Serenissima, como se conoce a Venecia, es todo menos serena.
El mundo irrumpe en la exquisitamente labrada pila bautismal de la ciudad, con guía en mano y fantasías empacadas junto con un cepillo de dientes y zapatos resistentes. Y ¡zas! Los venecianos son desplazados. El turismo no es el único motivo de aceleración del éxodo, pero una cuestión se cierne como bruma: ¿quién será el último veneciano que quede? "Venecia es una ciudad tan hermosa", dice el director de una fundación cultural.
Desde su ventana puede verse la cuenca de San Marcos, con su interminable flotilla de lanchas motoras, góndolas y autobuses acuáticos llamadosvaporetti, y más allá de la Plaza de San Marcos, epicentro del turismo veneciano. "En realidad es un teatro enorme. Si tiene dinero puede rentar un apartamento en un palazzo del siglo XVII con sirvientes y fingir que es aristócrata".
El mundo irrumpe en la exquisitamente labrada pila bautismal de la ciudad, con guía en mano y fantasías empacadas junto con un cepillo de dientes y zapatos resistentes. Y ¡zas! Los venecianos son desplazados. El turismo no es el único motivo de aceleración del éxodo, pero una cuestión se cierne como bruma: ¿quién será el último veneciano que quede? "Venecia es una ciudad tan hermosa", dice el director de una fundación cultural.
Desde su ventana puede verse la cuenca de San Marcos, con su interminable flotilla de lanchas motoras, góndolas y autobuses acuáticos llamadosvaporetti, y más allá de la Plaza de San Marcos, epicentro del turismo veneciano. "En realidad es un teatro enorme. Si tiene dinero puede rentar un apartamento en un palazzo del siglo XVII con sirvientes y fingir que es aristócrata".
Por favor tomen sus asientos. En esta pieza, Venecia asume un papel doble. Por un lado, la ciudad donde viven personas; por el otro, la ciudad que visitan los turistas. La iluminación, los decorados y los trajes son tan hermosos que duele el corazón, pero la trama es muy confusa; el final, incierto. Una cosa es segura: todo mundo está locamente enamorado de la protagonista.
AUTOR: CATHY NEWMAN
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