Las mujeres latinoamericanas aún no han alcanzado tantos puestos directivos en empresas como las estadounidenses o las europeas, en las que la paridad tampoco es mucho mejor. Un informe difundido este año por la consultora Mc Kinsey demuestra que la mujer ocupa solo el 8% de los cargos de los comités ejecutivos de 345 empresas analizadas, todas con capitalización en bolsa en Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú. En EE UU la proporción llega al 14% y en Europa, al 10%. En cuanto a la representación femenina en los consejos de administración, es decir, los delegados de los accionistas, en Latinoamérica alcanza al 5%, frente al 15% en la superpotencia y al 17% de la media europea. En Latinoamérica, el debate sobre la presencia femenina en los altos cargos de compañías no está planteado en la agenda pública como en países desarrollados, algunos de los cuales han legislado para establecer cupos que se la aseguren.
La revista Latin Business Chronicle elabora cada año una lista de las 50 ejecutivas más influyentes de Latinoamérica y allí figuran 12 brasileñas, 11 mexicanas y siete colombianas. Entre ellas aparecen la consejera delegada de la petrolera estatal brasileña Petrobras, Maria das Graças Silva Foster (foto arriba), y su colega y compatriota de la aerolínea TAM, Claudia Sender (foto abajo), cuya compañía se ha fusionado con la chilena LAN en el grupo Latam. Las brasileñas llegan más alto en industrias como las de consumo masivo, comercio minorista y servicios financieros que en las de materias primas, energía y servicios públicos.
Las mujeres latinoamericanas estudian cada vez más y eso impacta, aunque solo en parte, en su posibilidad de ascender a las cúpulas de las compañías. En 1989/1991, solo el 8,3% había estudiado más de 13 años, es decir, había alcanzado los niveles terciario o universitario. En 2010/2011, el 19,8%. Ellas son mayoría en la matrícula de la educación superior de Argentina (60% del total de estudiantes), Brasil (58%), Chile, Perú y Colombia (los tres, 52%). En México son el 49%.
Con la excepción de México, en los otros cinco países los salarios de las mujeres se han acercado al nivel de los de los varones entre 1989 y 2011. Ellas ganan el 82% que ellos en Argentina, el 81% en Colombia, el 73% en Perú, el 71% en Brasil y solo el 69% en Chile y México.
El reporte de Mc Kinsey pinta el panorama de cada uno de los seis países estudiados. En Argentina advierte de que el asunto de la presencia femenina en la cúpula empresarial no se encuentra en la agenda pública. En Brasil señala las pocas medidas que adoptan las compañías en favor de la igualdad de género y la percepción de que los caballeros escalan con más facilidad en sus carreras, mientras que las damas se conforman con puestos menos altos. Chile es de los seis el país con menor cultura de igualdad de género, según el documento. México tampoco puntúa bien en la materia. Colombia es lo opuesto y por eso la alta gerencia de las empresas adopta más medidas a favor de las ejecutivas. En Perú, casi todas las mujeres encuestadas consideran que en algún momento de su carrera deben dejarla para hacerse cargo de sus familias.
Sobre Argentina y Chile disponemos de algunos datos más. En Argentina, solo el 4% de las empresas tiene una consejera delegada, según un relevamiento de la firma Glue Consulting entre 700 empresas, desde grandes, locales y extranjeras, hasta pymes. Son los casos de las subsidiarias de General Motos, Pfizer, la aseguradora Allianz, Microsoft y Oracle. Precisamente, en las filiales de multinacionales, el porcentaje de mujeres en altas gerencias y direcciones asciende al 25%, sobre todo con presencia en las áreas de recursos humanos y marketing. “En las industrias más soft (suave) como, por ejemplo, la alimenticia, es donde se ve mayor proporción de mujeres líderes”, observa Brenda Barán, socia de Glue, y añade que algunas multinacionales aplican en Argentina cupos femeninos en sus directorios, como los casos de las norteamericanas Dow (química) y Mondelēz (alimentos).
En Chile, la consultora DNA Human Capital ha elaborado un perfil promedio de la ejecutiva chilena. Tiene entre 40 y 55 años, es casada o divorciada, tiene entre dos o tres hijos, con cada uno se tomó siete meses de excedencia por maternidad, es ingeniera civil o industrial y gana entre 5.700 y 8.300 euros mensuales.
Por: Alejandro Rebossio
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