Invitado al Festival de Músicas Sacras de Fez, el almeriense habla de su relación con ambos
Son las 10.30 y José Fernández Torres, más conocido como Tomatito, se toma el descanso del guerrero con un desayuno que incluye café, zumo, pan con tomate y una tortilla. Acaba de terminar de ensayar con su banda y se encuentra en el restaurante del hotel donde se aloja como músico invitado del Festival de Músicas Sacras de Fez, uno de los más reputados del continente africano. “El flamenco es, sin duda alguna, la música más internacional de España. Es la mejor que tenemos para exportar al mundo. Los grandes músicos como Chick Corea, Miles Davis o Manuel de Falla siempre se han fijado en el flamenco porque es una música de raíz, que viene del sentir del pueblo, al igual que el blues y el jazz”, asegura con su peculiar voz bronca, signo de un hombre que ha librado mil batallas.
Fallecido Paco de Lucía en febrero, Tomatito (Almería, 1958) es el guitarrista flamenco más conocido en el mundo, el que más reconocimiento y prestigio tiene, pero a él no le gusta oír esto. “Nadie puede cubrir su hueco. Soy simplemente un gran aficionado, que le gusta mucho la música flamenca y, sobre todo, la guitarra. A mí me gusta aprender cada día. No compito con nadie. Mi misión es pasármelo bien, hacer pasárselo bien a los demás y ser honrado con mi música. Y con eso me conformo, estoy bien despachao”.
La muerte de Paco de Lucía le machacó. Literalmente. El guitarrista gaditano, con el que compartió el toque por primera vez en 1981 en el disco Como el agua, de Camarón, fue su gran maestro, su espejo, alguien al que admiraba pero también quería como solo se quiere a quien enseña los secretos de lo que se ama. “Afortunadamente, Paco dejó la guitarra ya hecha y el mundo hecho, y las puertas abiertas para que los demás y yo sigamos. Menos mal que lo hizo pronto y lo hizo todo. Es el guitarrista más grande de la historia”, dice este hombre que se inició en la guitarra por su abuelo y su tío y tiene más de sesenta en su casa. Y aprovecha para defender un instrumento básico —“dignificado por Ramón Montoya, Sabicas y Paco de Lucía”—, aunque eclipsado por la popularidad de cantaores y bailaores: “La guitarra en el flamenco es la gran sufridora. Nadie le ha hecho caso. Siempre ha sido lo último. Y hemos sido los que hemos sostenido al flamenco porque un bailaor sin guitarra no va a estar toda la vida bailando solo o un cantaor sin armonía no va a estar toda la vida dando berridos solo”. Sin embargo, señala que, de un tiempo a esta parte, las cosas están cambiando: “Ahora los guitarristas podemos llamar a los cantaores y decirles que se vengan con nosotros. Antes eso no pasaba. Eran ellos los que siempre decidían”.
El propio Tomatito es el mejor ejemplo. Tenía 13 años cuando Camarón de la Isla lo descubrió. Tocaba en un tablao en Málaga y el príncipe gitano se fijó en él. Pese a la oposición de su madre, dejó los estudios y se dedicó en cuerpo y alma al flamenco, acompañando a Enrique Morente, José Menese o La Susi.
No cree en eso que, desde hace ya muchos años, se ha dado en llamar nuevo flamenco. “No existe. Existen Paco de Lucía y Camarón de la Isla, que fueron los que innovaron el flamenco y sus logros se quedarán. Los puristas nunca han tenido nada que hacer con los grandes revolucionarios del mundo de la música. Criticar a Camarón o a Paco fue inútil. Se han ido esos críticos y Camarón y Paco se van a quedar por los siglos de los siglos. Amén”.
FERNANDO NAVARRO Fez
http://cultura.elpais.com/
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