sábado, 10 de agosto de 2013

Capitanes de la Arena


Recordando a Jorge Amado en un nuevo aniversario de su nacimiento


Hablar de "Capitanes de la arena" es hablar de una de las novelas más comprometidas de Jorge Amado, autor brasileño que ha abastecido a la literatura de maravillosas obras. Mencionar esta novela es reconocer la denuncia social que el autor hace en ella colocando a un grupo de chicos pobres como protagonistas de una enorme indigencia y miseria. Para trabajar en este documento monográfico he seleccionado este tema por el compromiso que presenta con el sector más ignorado y vulnerable de una sociedad, y que en muchos países representa además la mayoría de la población. En la novela, el tratamiento de la pobreza no se hace desde una perspectiva económica, sino que se la toma desde su aspecto social, tal vez el más grave de ella, ya que en muchos casos la situación económica puede cambiar, pero la discriminación e indiferencia se mantienen a través de los años.
El presente trabajo es resultado del requerimiento de la cátedra Taller de expresión oral y escrita del profesorado en Lengua y Literatura. Tuve la oportunidad de leer la obra hace unos años durante el ciclo secundario, he notado al volverla a leer para realizar este texto que debido a mi escasa percepción de la realidad social que afecta a muchas personas en todo el mundo en aquel momento, se me ha "escapado" por así decirlo la belleza verdadera de la obra, que es lo que anteriormente mencionaba, el tratamiento que se hace en él de la marginalidad y cómo el autor presenta la delincuencia como una consecuencia de la indiferencia, de la desigualdad en muchos sentidos y del egoísmo que la riqueza requiere para su existencia, y de muchas instituciones sociales.
En esta segunda relectura pude apreciar además la importancia de cada personaje dentro de la obra y lo que cada uno de ellos representa en el contexto en que fue escrita. El estudio de la situación socio-política en que se encuentra Brasil en 1937 me permite conjuntamente reflexionar sobre algunas alusiones que el autor hace en el libro a cierto partido político y como crítica a su adverso.
Me he propuesto hacer una explicación de lo que el libro refleja en sí mismo-la acusación de los pobres por su situación a la alta sociedad-, pero relacionando entre sí a los diferentes factores que el autor considera causas de la desgracia de los pobres. Para esto debí estudiar los sucesos que se dieron en la época y lugar en que el libro fue escrito, y estudiar además la vida del autor en aquel entonces.
En las siguientes páginas podremos hallar una reseña biográfica del autor para conocer mejor su situación y parte de su historia que podemos ver reflejada en el libro. A continuación encontraremos un análisis narrativo de la estructura de "Capitanes de la arena" y un análisis respecto a la interpretación personal que realice de la obra, donde expongo además una breve teoría acerca de la inclusión del autor como personaje dentro del libro.
La información de la que disponía, excepto en la biografía de Jorge Amado, era escasa, y tuve que valerme en muchos casos de fuentes virtuales. Esto representó para mí un desafío ya que debía componer este texto con pocos recursos pero siempre respetando la rigurosidad que un trabajo de este tipo requiere.
El resultado final fue una monografía explicativa para personas no demasiado experimentadas en el tema y para jóvenes de los últimos años del secundario.
Cabe destacar que más allá de que este trabajo sea requerimiento de una cátedra, he sentido placer al realizarla, ya que la obra trata un tema que en lo personal me conmueve y moviliza, y me pareció interesante combinar un interés propio con el análisis de esta obra para proporcionarle al lector una perspectiva diferente a la hora de aventurarse junto a los capitanes de la arena en la ciudad del Salvador, aunque sea sólo de manera imaginaria a través de la lectura de este magnífico libro.




El tema de la obra es la vida de unos niños pobres y marginados de Bahía que viven en un depósito en la playa y que delinquen para poder sobrevivir.
Teniendo como escenario calles y arenas de Salvador, "Capitanes de la Arena" trata de niños sin familia que vivían en un viejo almacén abandonado del puerto. Los motivos que los unían eran variados: huérfanos, abandonados o escapados de los malos tratos. Aproximadamente cien muchachos de entre nueve y dieciséis años dormían en las ruinas del viejo trapiche. Tenían como líder a Pedro Bala, rapaz de quince años que desde pequeño vagabundeaba por las calles. De día, mal vestidos, sucios y hambrientos, deambulaban por las calles, fumando puntas de cigarro, mendigando comida, practicando pequeños hurtos. Ese contacto precoz con la dura realidad adulta los hacía agresivos y deslenguados. Los Capitanes de la Arena también realizaban robos mayores. Conocidos y temidos, la policía buscaba el escondrijo y al jefe de los capitanes. Serían enviados al de Menores, establecimiento ejemplar para niños en proceso de regeneración, con trabajo, comida y esparcimiento. Sin embargo, esa no era la opinión de los menores infractores. Sabiendo que estarían sujetos a castigos, preferían las amarguras de las calles y de la arena. Además destacaban otros chicos. Sem-Pernas, especie de espía, era rudamente bondadoso. Joao Grande, negro de trece años, fuerte y más alto de todos. Joao José, el Profesor, único que leía correctamente, asistió a la escuela apenas un año y medio. Era miope y gustaba de contar historias. Pirulito-Francisco-, excesivamente místico e introvertido, era flaco y muy alto. Reía poco. Gato, candidato a jefe, era elegante, gustando de vestirse bien.  Volta Seca, imitador de pájaros y ahijado de Lampiao. Mulato sertanejo de alpargatas. Boa-Vida, muy perezoso, era el único que no participaba de las actividades del grupo. El padre José Pedro, introducido al grupo por Boa-Vida, conocía el escondrijo de los capitanes. Lentamente conquistó su confianza, visitándolos con frecuencia, llevándoles cariño y comprensión.
Salvador fue asolada por la epidemia de viruela. Como los pobres no tenían acceso a vacunas, muchos morían. Almiro, el primer capitán en ser infectado, murió allí. Boa-Vida tuvo más suerte. Dora y su hermano Ze Funinha perdieron a sus padres durante la epidemia. Al saberlos hijos de infectados, el pueblo les cerraba la puerta. Los dos acabaron en el depósito, llevados por Joao Grande y el Profesor. La confusión causada por la presencia de Dora en el almacén fue resuelta por Pedro. Los muchachos la aceptaron en el grupo y, después de algún tiempo, vestida como uno de ellos, participaba de todas las actividades y robos de la banda. Pedro Bala consideraba a Dora más que una hermana; era su novia. Fueron apresados cuando robaban un palacete en la ladera de San Bento. Parte del grupo consiguió huir de la comisaría, gracias a la intervención de Bala que fue llevado al reformatorio. Sufrió mucho, pero consiguió huir. En libertad, se preparó para liberar a Dora. Un mes en el orfelinato acabó con la alegría y salud de la muchacha que, ardiendo en fiebre, se encontraba en la enfermería. Pedro, Profesor y Volta-Seca huyeron, llevando a Dora consigo. Desgraciadamente ella no resistió mucho tiempo en el depósito y murió luego e hacer el amor con Pedro. Donha Anhina-sacerdotisa de Xangó- la envolvió en una toalla blanca y Querido-de-Deus la llevó en su bote, arrojándola en alta mar. Pedro Bala lloró con todos la ausencia de Dora. El destino de cada uno tomó rumbo. El Profesor fue a Río, a exponer sus cuadros. Pirulito entró a una orden religiosa. Sem-Pernas murió cuando huía de la policía. Volta-Seca se unió a la banda de su padrino, Lampiao, transformándose en un terrible asesino. Gato, perfecto gigoló y embustero, trampeaba coroneles. Boa-Vida, guitarrista y organizador de alborotos, poco aparecía en el trapiche. Joao Grande se embarcó como marinero en una nave de carga.
Después de ayudar en una huelga, la banda se transformó en una "brigada de choque", para asambleas y huelgas. Pedro Bala encontró su vocación. Entregando la jefatura de la banda se fue a organizar otra brigada. Años después, Pedro Bala, conocido organizador de huelgas y peligroso enemigo del orden, es perseguido por la policía. Capitanes de la arena, es sin duda una de la obra de mayor acusación por la injusticia social de Jorge Amado y de los escritores del género narrativo de Brasil.
Las acciones de esta novela contemporánea (1937) se desarrollan en Bahía, la ciudad del autor. Estaba decorada por su puerto, sus muelles y arenales, las calles anchas de la parte baja de la ciudad, empinadas de su población negra. Estaba llena de historias, la vida allí era sambas, compadritos, mulatas desvergonzadas, candomblés, y un sinfín de aventuras que encerraban a los capitanes de la arena como protagonistas.
El jefe de esta banda era Pedro Bala, uno de los principales personajes de la obra. Hace diez años que deambula por las calles de Bahía, su padre, Loiro, ha muerto de un balazo en una huelga y de su madre nada sabe. Cuando se incorpora a los capitanes de la arena se gana la jefatura tras un pleito con su antiguo jefe Raymundo. Pedro es mucho más activo y sabe planear mejor los trabajos, sabe manejar al grupo y se veía en él autoridad de jefe[5]Dora, es la única niña dentro de la banda, y en la misma obra aparece en los capítulos finales. Esta mujercita ha perdido a sus padres a causa de la varicela, y queda sola con su hermanito de seis años, es acogida por dos niños de los capitanes que la llevan a dormir al depósito[6]Dora, aunque al principio es rechazada por Pedro Bala ya que creía que causaría problemas dentro del grupo[7]se convierte en un pilar muy importante para ellos, ya que para muchos representa una madre, una hermana, una amiga, e incluso para el mismo Pedro Bala termina como su novia y esposa[8]Ella los elogiaba, les cosía las prendas, les daba calor de madre, e incluso participaba con ellos en los delitos. Fue enviada al orfelinato pero pudo escapar, aunque volvió muy enferma y finalmente muere. La muerte de Dora representa una pérdida enorme que desbasta a la banda que lentamente comienza a separarse y desarmarse. Otro de los personajes de este libro es Joao Grande, que ha entrado a la banda a los nueve años, pero en la acción ya posee la edad de trece años. Era grande y formidable, sus músculos eran vigorosos, y su enorme fuerza inspiraba miedo[9]Joao José, conocido por los capitanes de la arena como el profesor, ya que era un asiduo lector desde que en uno de los trabajos delictivos había sustraído un libro, y repitió esta acción cada vez que salían. Les leía a los demás chicos del depósito las historias y aventuras que aparecían en los libros. Era un muchacho muy flaco, débil y triste. En muchas ocasiones resultaba un gran planeador del robo[10]Al final de la obra este personaje se va de Bahía a estudiar dibujo, ya que muchas veces había retratado a los peatones de las plazas y de las calles de la ciudad ganándose algunas monedas. Uno de los personajes también más importante del libro es Sem-Pernas (sin piernas), apodado así por tener una pata coja. Su voz es estridente y gangosa, era el espía del grupo, pues iba a la casas de las víctimas, se hacía pasar por un huérfano para infundir pena en los dueños de las viviendas y así meterse en ellas, vivir allí un tiempo, el necesario para estudiar los movimientos y los lugares en los que se hallaban los objetos de valor. Luego se iba y volvía con la banda para concretar el robo. Era malvado, odioso, cruel, y en la banda había muchos chicos que no lo querían[11]Este personaje es importante porque es uno de los que más refleja las parcialidades que el autor plantea en la obra, ya que solo ama al odio que siente por las autoridades que cierta vez se burlaron de él, y a la sociedad que era la culpable según los capitanes de la situación en que vivían. Sem-Pernas concluye en muerte escapando de policías que intentaban apresarlo porque había sido atrapado en fragancia en un acto delictivo. Pirulito, otro de los integrantes de la banda era un niño alto, flaco de rostro chupado, sus ojos estaban metidos como en una cueva. Su boca era rasgada y seria[12]Era religioso, era el único que escuchaba el llamado de Dios entre los chicos del depósito. La palabra sagrada era llevada a él por el padre José Pedro, amigo suyo y de los demás. Al final de la obra Pirulito-que se llamaba Francisco- es ordenado sacristán y se va de la ciudad. El Gato era un muchachito elegante y ágil proveniente de los indios maloqueiros, a los que parte al final de la obra. Tenía un aire petulante[13]y tiene además un amorío con Dalva, unamujer varios años mayor que él que le da dinero a cambio de sexo. En el libro se lo caracteriza como un compadrito, que indicaba que era fanfarrón, pendenciero y selecto para vestir y en sus modos. El negro Joao Grande: era el más bueno del grupo según el jefe. Reiteradas veces le decía "Vos sos un buen negro (…)[14]",era bruto en muchas situaciones, pero sabía cómo hacer trabajos y obedecer las órdenes al pie de la letra. Era muy respetuoso además con las personas que trataba y defendió a Dora cuando los demás chicos de la banda querían propasarse con ella la noche que él y otro chico la llevaron al depósito. El Boa Vida (buena vida) es otro de los personajes de la obra de Amado, provenía de una casa de familia, y no tenía mucha suerte con las mujeres[15]Era chaparrito y bajo, y tenía inclinaciones homosexuales. Se llevaba bien con todos los chicos de la banda y había aceptado la amistad del padre José Pedro. No se preocupaba demasiado por lo que sucedía a su alrededor, sino más bien dejaba que la vida transcurriera. El Volta Seca (vuelta seca) era un mulato, su cara era sombría. Admiraba a Lampiao su padrino, que era otro delincuente del que recibía frecuentes noticias a través de los diarios cuando se veía involucrado en algún caso delictivo. Volta Seca se marcha para irse a combatir con su padrino, y es apresado y condenado a la cárcel.
En Capitanes de la arena se presentan además otros personajes, menos importantes en cuanto a participación de las acciones, como Barandao, Almiro, el padre José Pedro, Querido-de-Deus, Joao de Aadao, Lampiao, Dalva, Ze Funinha (hermano de Dora), Donha Anhina.
El tiempo de la acción no se especifica, pero se puede inferir que desde el inicio, hasta las últimas noticias que aparecen en "Jornal de la Tarde" y las edades que presentan los personajes hacia el final del libro se puede ver que han pasado varios años, tal vez cuatro o cinco. En cuanto a los manejos temporales, la novela sigue una secuencia lineal cronológica, sólo se produce un salto temporal en situaciones como cuando el Gato aparece luego de unos años frente a Pedro Bala y éste no lo reconoce[16]
El libro consta de doscientos setenta y ocho páginas, comienza con dedicatoria y luego   el cuerpo del libro se divide en cuatro partes: Cartas a la redacción, Bajo la luna en un viejo depósito abandonado, En la noche de la gran paz. De la gran paz de tus ojos y canción de Bahía. Canción de libertad. La novela presenta, no en todos los casos pero si en la mayoría, diversos nudos que algunas veces se resuelven, y otras no. Por ejemplo "Mañana igual a un cuadro"[17] no presenta ninguna complicación, sólo narra como Pedro Bala y el Profesor caminan por Bahía y aprecian la belleza y lo pintoresco de sus paisajes y cómo se encuentran a un hombre que le da al Profesor una tarjeta para que lo llamara y así enviarlo a estudiar Bellas Artes. El capítulo "Como una estrella de cabellera rubia"[18] no presenta tampoco ninguna complicación, sino que cuenta como Pedro Bala sigue al saveiro del Querido-de-Deus en que se llevan al cuerpo de Dora, su esposa muerta.
El final de la obra es un final cerrado, pues se resuelve el destino de casi todos los personajes más importantes de Capitanes de la arena.
El narrador de la obra es omnisciente, es el mismo autor que como testigo de los hechos nos relata las aventuras de los niños delincuentes. Amado emplea un estilo muy particular, que mezcla el lenguaje lo vulgar con el selecto, ya que la forma de hablar de los capitanes de la arena es muchas veces escatológico, porque se han criado en la calle y no han ido a escuelas y ese es el lenguaje que aprendieron:
"-¿No ven que está llorando?
Se detuvieron un momento. Pero Volta Seca volvió a hablar:
-¿A nosotros qué con eso? La concha no cambia porque llore…"[19]
Pero cuando describe los paisajes de la ciudad emplea palabras más sutiles y delicadas, casi poéticas:
"Bajo la luna, en un viejo depósito abandonado, los niños duermen.
Aquí estaba antes el mar. En las grandes y oscuras piedras de los cimientos del depósito las olas reventaban estruendosas, o lamian mansas. El agua pasaba por debajo del puente, donde ahora los niños duermen iluminados por un resto amarillento de luna."[20]
"El sol dejaba caer sobre las calles una blanda claridad que no quemaba, pero cuyo calor acariciaba como una mano de mujer (…) Parecía que en la calle había un perfume sutil que Pirulito sentía entrar en su nariz y embriagarlo."[21]
En muchos casos hace repetición de sus frases. Por ejemplo: "Decía que la libertad es el mayor bien del mundo" aparece en la página 208 y luego en la 209: "La celda, los presos en las celdas, la paliza, enseñaron a Pedro Bala que la libertad es el mayor bien del mundo", y se hace reiteradas veces una analogía entre el sol y la libertad: "Allá afuera, decía la vieja canción, está el sol, la libertad y la vida" (p 208); y "Allá afuera están la libertad y el sol" y "Lo hizo por la libertad. La libertad es como el sol. Es el mayor bien del mundo" (p 209).


Leer más: http://www.monografias.com/trabajos89/capitanes-arena/capitanes-arena.shtml#ixzz2baDkyid4

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