jueves, 15 de agosto de 2013

Crisis en Egipto


Los Hermanos Musulmanes comienzan sus marchas en protesta por la represión


El Gobierno egipcio sostiene que la violencia ha causado 525 muertos

La cofradía islamista habla de 4.500 víctimas y llama a la resistencia "pacífica"



Los Hermanos Musulmanes, la organización islamista expulsada del poder en Egipto en un golpe de Estado del pasado 3 de julio, han prometido seguir luchando de forma "pacífica" y han convocado nuevas manifestaciones para este jueves a pesar de la represión del miércolescontra los campamentos de partidarios del presidente depuestoMohamed Morsi que, según el último balance oficial, ha causado 525 muertes - entre ellos, 43 policías - y herido a casi 3.000 personas en todo el país. Los Hermanos Musulmanes elevan la cifra de muertos a 4.500.
Cientos de islamistas marcharon a mediodía por las calles de Alejandría, al segunda ciudad del país, en protesta por el brutal asalto de la víspera y en desafío del estado de emergencia decretado la víspera. En la capital, los seguidores de Morsi han asaltado un edificio gubernamental.
Las autoridades judiciales han extendido este miércoles la detención de Morsi, retenido por los militares en un lugar secreto, durante otros 30 días, según la agencia estatal egipcia. Los jueces acusan a Morsi de asesinato y espionaje en relación a su huída de una cárcel durante la revolución de 2011.
En El Cairo, la protesta está convocada para esta tarde, en una manifestación que saldrá de la mezquita de El Imán. "Mantenemos nuestro desafío con fuerza y resolución", ha afirmado el portavoz de la Hermandad Gehad el Haddad en su cuenta de Twitter. "Seguiremos avanzando hasta derribar el golpe".

El miércoles, el Gobierno decretó el estado de emergencia, que estuvo vigente durante tres décadas en la dictadura de Hosni Mubarak y que solo fue levantado en mayo de 2012, en plena transición tras la caída delrais. La mañana del jueves, el Ejecutivo interino ha ordenado el cierre "por tiempo indefinido" del puesto fronterizo de Rafá, el único acceso a la franja de Gaza no controlado por Israel. El régimen de Mubarak había restringido el uso del paso en 2007, tras la toma del territorio por el movimiento islamista Hamás. El levantamiento de las restricciones sobre Rafá había sido una de las medidas simbólicasadoptadas tras la revolución de 2011.
La noche ha sido de calma tras la entrada en vigor del estado de emergencia y el toque de queda. No se han producido incidentes en El Cairo y el tráfico volvía a fluir esta mañana en los alrededores de la mezquita de Rabaa al Adauiya, donde hasta ayer mismo se levantaba un campamento de protesta contra los militares y apoyo al expresidente islamista que incluía ya servicios como hospital o barberías. Sin embargo, los islamistas han convocado nuevas manifestaciones para hoy jueves –ayer, ante el ataque policial, llamaron a tomar la calle- y las fuerzas del orden han asegurado que no aceptarán nuevas concentraciones de apoyo a Morsi, el primer presidente egipcio elegido democráticamente, en las calles.
Según el Gobierno, los disturbios desencadenados ayer tras el asalto policial a los campamentos, el de Rabaa al Adauiya y el de la plaza Al Nahda, causaron la muerte de 343 personas, entre ellos 43 policías, aunque la cifra tiene visos de ser más elevada. Según la agencia AFP, uno de sus reporteros pudo contar 124 cuerpos solo en el hospital de campaña de la acampada de Al Adauiya. Los disturbios, desde estos campamentos, se extendieron a otros puntos de la capital egipcia y a otras ciudades del país, como Alejandría.
En varias localidades del valle del Nilo se han producido quemas de iglesias pertenecientes a la minoría cristiana copta, acusados por los Hermanos Musulmanes de respaldar el último golpe de Estado. En Asiut, en el centro del país, los fieles tuvieron que escapar por una ventana ante la turba que rodeó y apedreó su templo. En las localidades de Minya y Sohag los templos coptos también han ardido.
En este contexto, el Gobierno ha decretado el estado de emergencia en todo el país durante un mes y ha ordenado un toque de queda nocturno -de siete de la tarde a seis de la mañana- en once provincias, incluidas las principales ciudades, para tratar de contener la violencia.
La comunidad internacional ha reaccionado con contundencia en contra de la violencia. Tanto los jefes de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y europea, Catherine Ashton, condenaron el baño de sangre, como lo hizo el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon o el Gobierno de Francia. Turquía, que se opuso al derrocamiento de Morsi, así como Irán, denunciaron la “masacre” cometida por las autoridades militares.



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